Atlanta Hawks: Mismos Síntomas

 

Sede de la CNN y de la Coca-Cola, Atlanta es sede también de una franquicia NBA cuya tendencia año tras año acaba con la paciencia del más sosegado. No son los Clippers, una vez más ante una pre-temporada llena de ilusión y cuyo 1 – 9 de este inicio no deja lugar a un esperado cambio de tendencia. No son los Wolves (3 – 8), con un jugador como Kevin Love capaz de hacer un ya legendario 31 – 31 y al que solo dan 28 minutos en pista de media por partido. Tampoco son los Knicks, a quienes tanto sufrimos, que tras un esperanzador 3 – 2 de inicio, vuelve a las andadas de los últimos… muchos años, tras 5 derrotas (algunas inexplicables) consecutivas.

Son los Hawks y es otro estilo, pero la frustración en los fans de Atlanta se parece en tamaño e intensidad en la que se puede sentir en Los Angeles, Minnesota o New York. Es otra manera de sentirse menor: con un nuevo entrenador que no está mal; un general manager que tampoco está del todo mal; una superestrella (Joe Johnson, aclarémoslo) que tampoco está mal aunque juegue bajo un nuevo y lucrativo contrato que sí está muy mal; un sexto hombre (Jamaal Crawford) que no solo no está mal sino que, de hecho, fue el mejor de la NBA en ese aspecto la pasada temporada; y un grupo de jugadores que, más que no estar mal, están realmente muy, muy bien.

Verano de 2010: Oportunidad perdida de traspasar a Johnson

Con todo ello, sí, volverán a conseguir probablemente más de 50 victorias en temporada regular y es más que posible que consigan meter a alguno de sus jugadores en el roster del All-Star Game de Febrero en Los Angeles (por favor, que sea ya de una vez Josh Smith); pero que levante la mano quien crea que podrán unirse al triunvirato que en el Eastern forman (y formarán) Boston, Miami y Orlando. ¿Ninguna? Vale. Ni en los alrededores del Phillips Arena nadie apuesta por ello. Pero, porqué? Cuando llegará de verdad el punto de inflexión para este equipo? En serio son capaces de llegar a las Finales de Conferencia? O eso solo es el gancho publicitario de cada inicio de campaña?

Cuando Utah Jazz empieza la regular season, como este año, 0 – 2 en el balance victorias – derrotas, sabes que se levantarán, lucharán y mejorarán (7 – 1 desde entonces con un impresionante 4 – 0 en su primera gira por el Este, con victorias más que meritorias en Miami, Orlando, Atlanta o Charlotte). Al revés sucede cuando ves empezar 6 – 0 a los Hawks, como también ha sucedido este año. No te fías, crees que esto terminará pronto y miras los resultados de cada mañana preguntándote si la racha se ha cortado ya por fin. 1 – 4 desde entonces, y gracias al mínimo triunfo de esta pasada madrugada ante los Wolves, pero con tres dolorosas derrotas en casa ante Phoenix, Milwaukee y Utah. Esa diferencia de percepción entre los caracteres de un equipo y otro no solo la tienen los aficionados, periodistas, analistas y fans de los Hawks. La tienen los propios jugadores. Miedo al siguiente paso, quizá más que incapacidad.

A pesar de Horford, Utah ganó en Atlanta el pasado viernes

El último capítulo de esta repetida escena de frustración la vivimos en la pasada primavera. Los Hawks se plantaron en los últimos playoffs tras unas muy buenas 53 victorias en regular season (tres más que, por ejemplo, Boston Celtics) para acabar sudando sangre para eliminar a unos Bucks sin Andrew Bogut en primera ronda y ser barridos (4 – 0) por los Magic en segunda. Nada nuevo.

Quizá sea que pagar 120M$ en el nuevo contrato de Joe Johnson sea más que ofensivo. O que, tras ello, darle 60M$ a Al Horford no deja posibilidad de mejora de los contratos de Jamaal Crawford (mejor Sexto Hombre de la temporada 2009-10) o Josh Smith. O hasta que tales barbaridades a largo plazo no permiten solucionar las deficiencias a corto, como querer aspirar a algo serio con un pointguard como Mike Bibby y un suplente de también insuficiente nivel como Jeff Teague. Quizá se trate de haber elegido a Marvin Williams en el #2 del Draft de 2005, extenderle el contrato hace un par de temporadas y ahora pedirle que sea la cuarta, si no la quinta, opción en ataque. O a lo mejor el problema (o parte de él) está en dejar noche sí noche también sin minutos al que era el máximo anotador de todos los rookies de la Liga en pre-temporada, Jordan Crawford. No sé…

Decepción en el trío de los Hawks: una imagen que se repite

Lo cierto es que los Hawks parecen atrapados en el trío Johnson – Horford – Smith que, evidentemente es mejor que el de más de la mitad de franquicias de la NBA, pero no lo suficientemente productivo como para aspirar a dar ese próximo paso adelante, hasta ahora imposible ni tan siquiera de plantear. La vida alrededor de las 50 victorias como la de Atlanta és más agradable que la que puedan tener en Clippers, Wolves o hasta Knicks… pero también más cómoda. Y la comodidad, sin ambición, genera estancamiento y, con él, desafección. Solo hay que ver cómo, en una ciudad con enorme potencial de mercado como es Atlanta, solo 11.000 espectadores asisten de media a los partidos de su equipo. Esa, y no otra, es la lógica consecuencia. La peor de todas.