Air Force One

26/05/2010

 

Como contrario al posicionamiento político en el mundo del deporte que siempre he sido, este video muestra el buen uso que del baloncesto se puede hacer por parte de quizá, el hombre más poderoso del mundo. De todos es conocida la pasión del Presidente de los Estados Unidos por nuestro deporte (así como su excelente tiro), pero no me digáis que no impresiona verle tan sereno, tan a gusto, fuera de su hábitat natural, de su ajetreo constante de difíciles decisiones que afectan a millones de personas en todo el mundo… tan solo compartiendo una buena charla sobre la NBA, que tan bien conoce.

El afortunado periodista es ni más ni menos que Marv Albert, de TNT Sports, un mito de la radiación de partidos de la NBA en Estados Unidos, miembro del Hall Of Fame y también conocido como “la voz de los Knicks”. Que si LeBron encajaría muy bien en Chicago Bulls con Joakim Noah y Derrick Rose, que si los precios de los tickets para partidos de la Liga deberían ser más bajos, que si John Wall será un gran jugador, que si cuando mejore el tiro Rajon Rondo será imparable, que si ve a los Lakers repitiendo título… incluso que si Pau Gasol es ahora mismo el mejor pívot de la NBA con el mejor juego de pies (footwork). En este caso, cualquier opinión, por buena que sea (y éstas lo son todas), queda reducida a poca cosa ante la imagen de un Barack Obama, en medio de la pista que se hizo construir en la Casa Blanca, charlando de aquello que le hubiera gustado ser, muy por encima de Presidente de los Estados Unidos: jugador profesional de baloncesto. Un orgullo.


Aquel Verano Del ’92

12/04/2010

 

Hace unos días, la NBA anunció la promoción de 2010 para entrar en el Hall Of Fame. Este es un verdadero honor para los elegidos, en una sociedad la americana que, como todos sabemos, suele homenajear a los veteranos, fuera cual fuera su actividad. En lo que al baloncesto se refiere, el acto tiene lugar cada mes de Agosto en el Naismith Memorial Basketball Hall Of Fame, en Springfield (MA), cuyo nombre rinde tributo al inventor de nuestro amado deporte, el profesor de educación física canadiense, James Naismith.

La class of 2010 está compuesta esta vez por, entre otros: Jerry Buss (propietario de los Lakers desde 1979), o exjugadores/as como el malogrado Dennis Johnson, Karl Malone, Scottie Pippen o Cynthia Cooper. Pero sin duda, hay un miembro de la Promoción de este año que destaca con luz propia muy por encima de los demás: el equipo Olímpico de baloncesto masculino de Estados Unidos en los Juegos de Barcelona 1992. Hablando en plata, el Dream Team.

Irrepetible: 10 de los 12 jugadores son ya miembros del Hall Of Fame

Nunca está de más repetir lo que ya se ha dicho millones de veces: estamos ante el mejor equipo de todos los tiempos. No solo de baloncesto, sino de cualquier deporte. Nunca se van a volver a reunir un grupo de jugadores de la talla de estos, jamás.

Hasta entonces, en los Juegos Olímpicos, a Estados Unidos le solía bastar con llevar a los mejores amateurs (universitarios) del momento para lograr la medalla de oro, e incluso a veces, no todos los mejores. Barcelona debe estarle eternamente agradecido a Alexander Gomelsky, padre del baloncesto soviético y (curiosamente) también miembro del Hall Of Fame de la NBA, que, como entrenador de la URSS en los Juegos Olímpicos de Seoul’88, derrotó en aquellas semifinales a USA (82 – 76) provocando un punto de inflexión inaudito hasta entonces en el baloncesto nacional norteamericano.

Los míticos (algunos de ellos, primeros europeos en cruzar el charco a finales de los ’80 y destacar en la NBA) Volkov, Tikhonenko, Kurtinaitis, Sabonis o Marciulonis dejaron a USA “solo” con la medalla de bronce. Ahí debe situarse, en realidad, el nacimiento del Dream Team.

Estados Unidos dijo basta y perjuró que nunca más sucedería algo así seleccionando para los Juegos de Barcelona’92, por primera vez, a las 11 más brillantes estrellas de la Liga, más Christian Laettner que, como representante del baloncesto universitario (Duke) por aquel entonces, simplemente estuvo en el lugar adecuado en el momento justo, en detrimento de Shaquille O’Neal, todo sea dicho de paso. Eligió además a Chuck Daly (entrenador, por entonces, de los victoriosos Bad Boys que ganaron desde la defensa y la agresividad dos anillos pocos años antes) como entrenador, garantizando así que el trabajo sería al menos muy parecido al talento.

Viajar con el Dream Team era como ir con 12 estrellas del rock todo el día; como si fueras con Elvis y los Beatles juntos”… declaro Daly volviendo de Barcelona. Dentro de la cancha, solo un dato: 8 partidos y 8 victorias durante los Juegos Olímpicos, con una media de (sigo asombrado) 44 puntos de diferencia con sus rivales, incluyendo también la final ante la digna Croacia recién nacida de Petrovic, Kukoc, Perasovic, Radja, Tabak y Vrankovic; a la destrozó (117 – 85) sin despeinarse.

“Magic” Johnson y Michael Jordan, con sus medallas de oro de Barcelona’92

Nunca nadie relacionado de la forma que sea con el deporte podrá olvidar, no solo lo que el Dream Team demostró en la cancha, sino sobretodo, las sensaciones que transmitió a todo el mundo fuera de ella. Y si tienes 14 años, te acabas de iniciar en el universo NBA, vienen a tu ciudad y además, asistes en directo a la final olímpica (Jack Nicholson incluido)… te marca para siempre.