Están siendo unas semanas duras para Minnesota Timberwolves. Primero LeBron James les puso en el disparadero cuando habló de reducción, sugiriendo (hipotéticamente) cuánto mejor sería la NBA si Kevin Love simplemente jugara en cualquier otro lugar. Después, tras la humillación que recibieron los Lakers el Día de Navidad ante los Heat de James, Kobe declaró que a partir de entonces necesitan prestar atención a todos y cada uno de sus rivales, añadiendo “incluso a Minnesota”. Así que con el 9 – 28 de los Wolves actuando como saco de golpes para las dos mayores megaestrellas de la Liga, no es una sorpresa que la frustración en la franquicia se esté ya desbordando.
La atmósfera en Minnesota no es precisamente agradable. La amargura es constante porque nadie mueve un dedo en pro de mejorar la plantilla. A pesar de la gran cantidad de point guards que su GM, David Kahn, ha drafteado o adquirido últimamente, los Wolves pueden decir que todavía no tienen a uno de verdadero nivel. En vez de usar el espacio salarial que la franquicia todavía tiene libre para conseguir uno, Kahn parece conforme en esperar al ya mítico en Minnesota Ricky Rubio, que ésta vez sí parece que el próximo verano dejará Barcelona rumbo a su sueño NBA. En vez de añadir al roster la tan necesitada presencia defensiva a su frontcourt, Kahn opta claramente por mantener la flexibilidad en su payroll, seguramente por la incertidumbre que provoca la situación que se avecina con la negociación del nuevo convenio colectivo.
Tras dos años a la sombra de Wade, Beasley por fin rinde (y sonríe)
Esta estrategia no sugiere, sino que claramente indica que Kahn ha decidido ya tirar esta temporada a la basura, en nombre de días mejores que se espera llegarán. A veces, ésta es sin duda una buena estrategia, quizá la mejor según el caso. Pero no para un equipo que no llega a los playoffs desde 2004 y no tiene un balance victorias / derrotas positivo desde la regular season 2004-05. ¿No son ya demasiadas las temporadas tiradas a la basura? No están precisamente para bromas en Minneapolis, pues cuentan con, cómo máximo, 33 victorias en temporada regular desde que se firmara el todavía en vigor actual convenio colectivo en 2005.
Con los Timberwolves soportando una de las menores cargas de salario de los integrantes de su roster (46M$) de la Liga, y sin el liderato de ningún veterano sobre la pista, el coach Kurt Rambis debe pelearse cada noche por sacar el máximo rendimiento de una plantilla demasiado inexperimentada. Dos de sus jugadores con más recorrido en la NBA, Corey Brewer y Sebastian Telfair, están locos porque sus agentes les llamen y les digan que entran en cualquier traspaso; mientras que la promesa de la llegada a Minnesota de Ricky Rubio ya no es suficiente para que exista en la ciudad nada parecido al optimismo a corto plazo.
David Kahn ha declarado recientemente que, a causa de las lesiones de Jonny Flynn y Martell Webster, necesita más tiempo para evaluar al roster en busca de posibles intercambios que mejoren el nivel competitivo del equipo. Las previsiones hablan de tres o cuatro semanas más. Demasiado tiempo. Más viendo como los T-Wolves han perdido algunos partidos contra equipos más veteranos simplemente por falta de cohesión y experiencia en los últimos minutos. Cohesión y experiencia… dos virtudes que el equipo de Rambis no posee.
#6 del Draft’09, uno por encima de Ricky, Flynn nunca explotó
Vista, además, la habilidad negociadora de Kahn recientemente (sin ir más lejos, este verano traspasó a Al Jefferson a Utah Jazz, a cambio de futuras elecciones de Draft; incorporó a un point guard más, Luke Ridnour; y adquirió al talentoso pero problemático Michael Beasley), divisar el futuro inmediato no disipa precisamente la angustia. Rambis, sin embargo, le ha sabido dar minutos y sacar partido del gran Kevin Love, así como de un hasta ahora intachable Michael Beasley, o hasta de Darko Milicic. Pero el equipo necesita más, a la espera de lo que pueda llegar cuando termine el periodo de reflexión que a este respecto se está tomando Kahn.
La CBSSports.com informó recientemente que los Wolves están elaborando un plan en la sombra que traería a O.J. Mayo a Minnesota. Curioso, cuando fueron los propios Wolves los que, la misma noche del Draft de 2008, intercambiaron los derechos de Mayo con los Grizzlies, a cambio de los de Love. Pero lo cierto es que Mayo necesita un cambio. Frustrado por ver relegada su presencia a salir desde el banquillo esta temporada, su reciente y muy comentada pelea con Tony Allen en el avión que llevaba a Memphis de California a Tennessee no hace más que empujarle al vacío de una salida inmediata. Dicho plan, pretende unir la temporada que viene en el backcourt titular del equipo a Mayo con Rubio; siempre que éste último, y a pesar de lo que pueda ocurrir tras la firma del nuevo convenio colectivo prevista para este próximo verano, cumpla la palabra dada a Kahn en el verano de 2009 de estar solo dos temporadas en Europa. Pero incluso si Rubio acabara llegando, ¿quién puede garantizar que su enorme talento prosperará desde el primer día?
Jugador-franquicia. De seguir con los números de este año, Love será el 1º jugador en la historia de la NBA en promediar más de 20ppg (hoy, 21.2), 15rpg (hoy, 15.6) y un 40% en triples (hoy, 44.3)
Sea como sea, tampoco estos posibles movimientos añadirían al roster de los Wolves aquello de lo que tanto carecen: experiencia y liderazgo. Y sí que, en cambio, potenciarían todavía más la excesiva presencia de bases en la plantilla. Está bien que la estrategia de Kahn sea reunir a cuantas más bajas elecciones de distintos Drafts posibles, y tratar que nazcan, crezcan y se desarrollen juntas, pero… ¿hasta cuándo?.
La química entre David Kahn y Kurt Rambis parece que funciona, pero nunca ha habido química que aguante la física de los resultados. Al menos una cosa es segura: muchas más dosis de paciencia deben ser enviadas a los fans de Minnesota, y alguna más también para Ricky Rubio. Y en transporte urgente a poder ser.