De la forma como los Lakers empezaron la temporada (con un banquillo muy superior al del año pasado, un ataque más equilibrado y efectivo que nunca y un objetivo más que claro – el three-peat), solo había dos cosas por las que preocuparse: cuándo regresará Andrew Bynum y cuál será el recorrido por Los Angeles de la Champions Parade de mediados de Junio.
Pero con un mes ya de competición y tras dos derrotas consecutivas (sobretodo la última, en casa, ante Indiana Pacers, que acabó con un intento de triple de Kobe Bryant que ni tan siquiera tocó el aro), algunas nuevas y más intrigantes cuestiones han salido a la luz: ¿Cuántos minutos se espera que juegue Gasol por partido (en el último ante Indiana, 45) antes de derretirse sobre la pista?, ¿Cuándo anunciará Derek Fisher (3 de sus últimos 21 tiros convertidos) que su jump shot está ya fuera de mercado?, ¿Cómo solucionará Phil Jackson la creciente tensión entre él y Ron Artest… con un simple abrazo o una disminución de minutos?
Primeros problemas del bicampeón, adelante
De repente, después de las dos últimas derrotas consecutivas en las que los sistemas ofensivos han fracasado y los defensivos han seguido su camino, un nuevo foro de debate aparece en los mass media norteamericanos: Son buenos, sí… pero ¿Tanto? A pesar del 13 – 4 que acumulan a fecha de hoy (todavía el segundo mejor registro de la NBA tras San Antonio), los Lakers solo han ganado a un equipo que tuviera el balance victorias / derrotas positivo. Nada grave, por ahora, pero parece significativo valorarlo. De hecho, el pasado domingo, aún con los 41 puntos de Bryant, no pudieron con los Pacers. Y el consuelo no puede ser que Indiana también ganó en Miami, porque entonces sería como empezar a disculpar una posible derrota esta próxima madrugada de los de Los Angeles en Memphis (segundo duelo Pau v Marc), donde los Heat también cayeron. Cierto es que a los Lakers les llega ahora lo que menos gusta a los jugadores NBA. Back to back, dos noches consecutivas de partido fuera de casa. En Memphis y Houston, viajes incluidos. Ouch!, mal momento… o muy bueno para reivindicarse.
Phil Jackson ha declarado recientemente que este el roster más autoadministrable de todos los que ha entrenado. No hay un Dennis Rodman al que vigilar, ni un Shaq que tenga problemas de ego con Kobe. Pocos problemas, hasta ahora. Porque lo que no ha dicho el Maestro Zen es que está muy frustrado, por distintos motivos, tanto con Bynum como con Artest.
Momento de auto-inyectarse tranquilidad el del Maestro Zen
Empecemos por el segundo. Si Artest está jugando 6.5mpg menos de media por partido que la temporada pasada no es por casualidad, o al menos no tan solo por la irrupción en lo que a contribución estadística se refiere de Shannon Brown. También es porque tanto sus puntos, sus rebotes y sus asistencias por partido están al nivel más bajo de toda su carrera. Pero lo que más debe enfadar a Jackson no es eso, y sí sus últimas decisiones en los instantes finales de los partidos. En la derrota del viernes en Utah, cuando Kobe venía anotando 14 puntos consecutivos en el último periodo, Artest se jugó un último tiro sin sentido que parecía estar del todo fuera de la pizarra del técnico de L.A. En la del domingo ante Indiana, Artest cogió un rebote ofensivo decisivo a falta de 9 segundos y en vez de pedir tiempo muerto (el reglamento NBA permite a los jugadores hacerlo también), botó el balón en exceso driblando contrarios hasta llegar a la línea de tres y acabar dándosela a Bryant casi sin tiempo. Que Artest es tan capaz de tomar dos decisiones erróneas decisivas que provocan dos derrotas consecutivas, como de anotar el triple decisivo de las Finales que acaba dando el anillo a los Lakers, es algo que ya sabíamos. Pero que Jackson empieza a estar con la mosca detrás de la oreja lo sabemos ahora.
Ron – Ron te da y te quita. Se trata solo de controlar lo que quita
Respecto a Bynum, éste también ocupa una gran parte de las preocupaciones del coach de los Lakers. Primero se habló de alrededor de Thanksgiving como posible fecha de vuelta a las pistas del center de Los Angeles. Todos ya se han comido el pavo asado y Bynum sigue de baja. Ahora se habla de Navidad… El principal problema no es lo útil que podría ser Bynum en los 7 partidos que los Lakers tienen por el Este del 8 al 19 de Diciembre, que también. El problema del retraso en la vuelta a las pistas de Bynum se llama Pau Gasol.
El de Sant Boi está promediando casi 40 minutos por noche en pista, más de cinco minutos más que el segundo de sus compañeros en ese ranking. Y que nadie olvide que en una posición que no es la suya natural. Gasol es tan bueno, tan sacrificado, tan noble y tan profesional, que su nivel hasta ahora roza la candidatura ganadora al MVP de la NBA. Pero empieza a estar demasiado cansado. Ante Indiana, el domingo por la noche, metió sus primeros tres tiros sin fallo, pero desde entonces su acierto bajó hasta anotar tan solo 2 de sus siguientes 12 intentos. Además, por segundo partido consecutivo, Pau no pudo anotar un solo tiro de campo en el último cuarto. Blanco y en botella, leche.
Los 39.1mpg de Pau este año están llenos de golpes más que nunca
La carga que debe soportar Pau Gasol en este tramo de la temporada empieza a hacerse notar; y, como es lógico, los rivales tratan d aprovecharse de ello. Roy Hibbert, el extraordinario center de los Pacers, tenía una sola misión en el Staples Center. Cansar a Pau. Hacerle correr, presionarlo en ambos lados de la pista, golpearlo dentro del reglamento… agotarlo al fin y al cabo. Y ahora llega su hermano Marc esta misma madrugada (ellos mismos han declarado que sus duelos son muy físicos), y la pareja Chuck Hayes y Brad Miller en la siguiente, dos pívots que, si algo tienen, es juego de constante contacto.
Es cierto, hay un montón de equipos de la NBA que estarían encantados de intercambiar sus problemas con los de los Lakers. Pero por primera vez en esta temporada, parece que los angelinos, en tal situación, tendrían algo que ofrecer.