Lo viene diciendo Antoni Daimiel en su blog así como en las últimas retransmisiones de Cuatro / Canal+ y lleva toda la razón: mañana jueves se hacen público los nombres de los elegidos como reservas para el All-Star Game del día 20 en Los Angeles, y la decisión más difícil a tomar por parte de los entrenadores del Western es la de quién / quiénes serán los forwards.
Algunas cosas son ya seguras. La primera es que tanto LaMarcus Aldridge, como Blake Griffin, como Kevin Love lo merecen del todo por el nivel All-Star exhibido en esta temporada. Lo que nos lleva a la segunda certeza: el/los descarte/s serán del todo injustos y darán mucho que hablar, también en este foro. Porque la tercera certeza es la peor de todas: no caben los tres (asumiendo que Pau Gasol està dentro y que Lamar Odom se queda fuera). Y la última: de no ser Pau Gasol el sustituto de Yao Ming en el quinteto titular, la sangría entre estos tres brillantes aspirantes será mucho mayor, a la par que intensamente dolorosa.
Veamos cuál es el currículum de los tres hasta el momento, aunque solo sea para seguir admirándoles, al mismo tiempo que para poner de manifiesto que a pocos les gustaría estar en la piel de los coaches del Oeste.
LaMarcus Aldridge: La elección profesional.
El propio entrenador de los Blazers, Nate McMillan, ha encabezado personalmente la campaña para la elección de su este año jugador-franquicia, LaMarcus Aldridge. Y no es precisamente por accidente. Al lado de una desastrosa nueva plaga de lesiones en el equipo, la temporada de Aldridge está siendo el sueño de cualquier jugador sólido que aspira a dar el paso definitivo hacia adelante. 21.0ppg y 9.0rpg (ambos mejores marcas personales) son el motivo principal de su candidatura. Aunque sus 40 puntos (record personal en su carrera), 11 rebotes y un 69.6% en tiros de campo de esta pasada madrugada en la victoria ante San Antonio no serían tampoco una mala carta de presentación. Pero hay más.
LaMarcus Aldridge es capaz de hacer lo que sus dos competidores en tan difícil elección no pueden conseguir: producción y consistencia en un equipo con un balance victorias / derrotas superior al 50%. Y es que si a pesar de que sus dos principales pilares (Roy y Oden) ya han caído y este año ya no se les espera, y aún así los Blazers están 26 – 22 y luchando por la octava plaza que da acceso a los playoffs es, en gran parte, gracias al rendimiento / explosión de Aldridge. A su favor está que a los entrenadores (que son los que eligen) les encanta ganar y, por tanto, los jugadores ganadores. Al fin y al cabo, grandes números sin victorias son solo eso, números.
Pero es que la mejora en el juego de esta regular season de LaMarcus Aldridge abarca casi todos los aspectos del juego. Asiste más y mejor, está más centrado en la producción en la pintura porque sabe que su equipo así le necesita, y trabaja mucho más duro cerca del aro y, a menudo, por encima de él, como atestigua su aumento en número de mates de este año respecto a los anteriores. El overbooking le puede dejar fuera por clamorosamente injusto que parezca.
Blake Griffin: La elección que todo el mundo espera.
Todavía en su año rookie y sin experiencia en Partidos de las Estrellas, y ya cuesta imaginarse un All-Star Game sin Blake Griffin. Es la auténtica sensación de la temporada, al tiempo que la mayor esperanza de la Liga a nivel de imagen de marca para la próxima década. Y eso sin tener los números reboteadores de Love o el balance de victorias de Aldridge. Pero aún así, aquí viene el motivo principal por el que Griffin debe estar entre los elegidos: Todo se remonta a la explosión en forma de 47 puntos en el partido contra los Pacers de hace ya algunas semanas. Griffin, que ha simplemente incendiado la NBA gracias a mates inverosímiles, vuelos más altos que nunca y alley-oops casi enfermizos noche tras noche, solo realizó un mate en el que hasta ahora es el mejor partido de su carrera NBA. Solo uno. Y hablamos de un chico que lidera de calle la Liga en número de mates y que anota el 25% de su producción ofensiva colgándose del aro… excepto en, ni más ni menos, que su mejor partido hasta la fecha.
¿Por qué? Pues porque resulta que detrás del showtime, puede que estemos ante el forward con mejores movimientos de la NBA. Corre la pista como un escolta, lanza como un alero e incluso pasa el balón con la clarividencia y limpieza de un base puro. ¿Qué tal 26.0ppg y 13.4rpg de media el mes de Enero?. A parte de ser, seguro, el jugador físicamente mejor dotado de la Liga. Sí, por encima de King James. Y todo ello sin menospreciar sus espeluznantes números en su primer año en la competición: cuarto en la NBA en rebotes por partido (12.7), 22.8 puntos por encuentro, y todavía repartiendo 3.6 asistencias por noche. Todo el paquete, incluyendo además la captura de nuestro imaginario más fantástico en cada partido mientras esperamos impacientes a ver su próximo highlight.
El All-Star Game siempre se ha distinguido por buscar talento supremo, grandes números y una entidad de megaestrellas en los jugadores seleccionados, para que no les quitemos los ojos de encima durante los 48 minutos que dura el espectáculo. Si Blake Griffin no es ahora el jugador que mejor recopila las tres cosas, es que entonces debemos reconsiderar seriamente qué es lo que queremos.
Kevin Love: La elección incontestable.
Simple: Kevin Love es el mejor reboteador de la NBA. En rebotes totales, en rebotes ofensivos, en rebotes defensivos, en rebotes por cada 40 minutos y en rebotes por cada 48 minutos. Esto ya es suficiente. Si existe un jugador que es el mejor en un aspecto del juego tan importante como son los rebotes, ya merece estar en el All-Star Game por este hecho. Este abuso le hace ser siempre la principal preocupación de sus rivales en lo que a trabajo debajo del aro se refiere… y aún así, es dominante noche sí, noche también. Todo esto en una Liga que contiene a monstruos de esta faceta del juego físico como Dwight Howard.
Pero esto es solo en cuanto a rebotes. Resulta que Kevin Love promedia también 21.6 puntos por partido, encestando el 47.3% de sus tiros de campo y lo que es más sorprendente, el 44.5% de los triples que lanza. Fuera de lo que es la élite de la NBA, ¿existe en serio alguna arma ofensiva más completa?. La respuesta empieza por N y acaba en O. Juega en un equipo horrible, es cierto, que le permite aspirar a muchos rebotes porque suelen ser muchos los errores en el tiro, pero aún así, Love se distingue más que ningún otro jugador por luchar por todos y cada uno de los rechaces que caen del aro, como si fuera el último.
Castigar a Love por el hecho de que sus compañeros de equipo han sido elegidos por alguien como David Khan es perder la perspectiva de por lo que fue constituido el All-Star Game: representar a los mejores jugadores de la NBA, entre los que está Love. Tiene en su haber consistencia, regularidad, producción ofensiva, reconocimiento entre los demás jugadores… y sí, aquel 31 – 31 contra los Knicks en Noviembre, quizá la actuación más asombrosa de un solo jugador en un solo partido desde los 81 puntos de Kobe Bryant ante Toronto Raptors en Enero de 2006. Solo porque Love está anclado en una franquicia perdedora no significa que no merezca más que nadie el honor de estar entre los siete seleccionados. Dejar fuera a Kevin Love del All-Star es huir del 50% del término en sí: “star”.