Garnett v Noah: Se Declara Combate Nulo

19/04/2010

 

Va de chismorreos. Se dice de los jugadores duros y, a veces, agresivos, que mejor jugar con ellos que tener que enfrentarte a ellos. Este combate dispone de los siguientes aspirantes:

Por un lado, Kevin Garnett (33 años, 2’11m de altura, 114kgs de peso, 15º año de profesional). Excelso jugador de baloncesto con un físico privilegiado lleno de fibra, pero una cabeza y una capacidad de soportar la presión muy por debajo del nivel que exige el profesionalismo americano. Famoso durante toda su carrera NBA por su excesivo trashtalking (que se lo pregunten a José Calderón), suple cada vez más su declive baloncestístico y de aportación estadística al equipo con agresividad incontenida, codos y todo tipo de triquiñuelas. Erróneamente, disfraza su (discutible) liderazgo en Boston bajo el estigma de la veteranía, con la que se cree con permiso de hacer todo lo antes comentado.

Por el otro, Joakim Noah (25 años, 2’11m de altura, 105kgs de peso, 3º año de profesional). Bicampeón universitario con los Florida Gators, en su tercera temporada en la NBA, está destapando sus dos caras dentro de la pista: sus números, lucha y peso en el equipo aumentan al mismo ritmo que su fama de provocador y bocazas (pregunten a LeBron al respecto). Además, su agresividad y espíritu ganador suele pasarse de la línea que marca el reglamento. En su caso, erróneamente, disfraza su (cada vez mayor) liderazgo en Chicago bajo el estigma de la juventud y negativa de amedrentarse ante nada ni nadie, con la que se cree también con el mismo permiso que The Big Ticket de hacer todo lo antes comentado.

Estigmas contrarios, mismo comportamiento: atracción segura.

El pasado sábado, a falta de 40 segundos para terminar el Game 1 de la serie Boston v Miami (y con el partido ya ganado por los Celtics), Paul Pierce se duele sobre el parqué por una acción defensiva de dos contra uno de Udonis Haslem y Quentin Richardson. Incomprensiblemente, Garnett entra al trapo, desplazando de mala manera a un Richardson que simplemente se interesaba por el #34 de los Celtics. Resultado? Barullo, provocaciones, más que palabras y trifulca entre varios jugadores. Ya de espaldas, Garnett suelta un codazo en el pómulo de Richardson (que, afortunadamente, éste no devuelve) mientras huye de forma denunciablemente cobarde haciendo aspavientos como si él fuera el agredido. Los árbitros revisan la jugada in situ vía video y expulsan a Garnett. 24 horas más tarde, la Liga suspende a Garnett para el Game 2, y sanciona a Richardson con 25.000$ todavía no saben porqué. Está por ver el “bien” que la actitud de KG tiene para Miami en el segundo partido, pero seguro que en Miami ya lo esperan con los “brazos abiertos” para los partidos 3 y 4.

Qué pinta Joakim Noah en esta historia? Si reprochable es la actitud de Kevin Garnett, no menos la del hijo de Yannick. El joven franco-americano, no suficientemente metido en su eliminatoria contra los Cavs (en la que, además, van por debajo 1-0), pide vela en este entierro y declara ante los medios que no le extraña la actitud de Garnett puesto que se trata de (sic)  un jugador sucio” (dirty player). Haciendo amigos.

Cabe considerar que en inglés y, sobretodo, para los afro-americanos, el término dirty para referirse a una persona se usa en un tono muy despectivo y de superioridad, más allá de su traducción literal que aquí hacemos con “sucio”. Pero, aún sin este apunte, cómo se entiende que Noah, cuyo equipo no está envuelto en la eliminatoria Celtics v Heat, acuda al rescate mediático de no se sabe bien qué o quién, y se meta voluntariamente en un lío que ni le va ni le viene? Ansia de protagonismo del mismo rasero que el codazo de KG. En Boston y Chicago deberían tomar cartas en el asunto.

Suena la campana, final del combate. Resultado nulo. 

 


Sobre El Guión (II), Todos Menos André Miller

19/04/2010

 

Victorias de Lakers, Mavs y Magic en casa en el primer partido de la primera ronda de playoffs. Más o menos sufridas, siguiendo la tónica de no salirse del guión establecido.

Los Charlotte Bobcats han debutado en post-temporada en el Amway Arena de Orlando (FL) dando la cara, como se espera de ellos (derrota 98 – 89). Centrada la defensa de Charlotte en el trabajo sobre Dwight Howard, los Magic han tenido que tirar de perímetro para llevarse el gato al agua, con un Jameer Nelson (32 puntos) al nivel de la temporada pasada. Los Bobcats van a necesitar más producción ofensiva (Wallace, Jackson y Felton aparte), mantener la defensa sobre Howard y poder puntear mejor los tiros exteriores de Orlando para intentar llevarse algún partido.

Se esperaba más del debut de los Thunder en L.A. estos playoffs. Como se sabía, el juego interior de Lakers es muy superior al de Oklahoma City cuando Pau Gasol está por encima del 50% en porcentaje de tiro como esta pasada madrugada, y más con la vuelta de un aceptable Andrew Bynum (13 pts, 12 reb) después de la penúltima lesión. Pero Phil Jackson, maestro donde los haya, antepone en esta serie el marcaje sobre la nueva megaestrella de la Liga, Kevin Durant, al resto de cosas, manteniendo a Ron Artest en pista más minutos que a nadie como perro de presa del nuevo máximo anotador de la regular season. Y el 7 de 24 en tiros de campo de Durantula, certifica que, de momento, la táctica funciona.

Ron Artest, siempre encima de Kevin Durant en el primer partido de la serie

En Texas, mientras tanto, Gregg Popovich cambiaba los roles de Manu Ginobili y Tony Parker. Mientras el argentino salía hoy en el cinco inicial, el francés jugaba el papel de sexto hombre. Buen partido de ambos, más el añadido de un Tim Duncan mejor de lo esperado (27 puntos). Siguen los Spurs con el lastre de un Richard Jefferson vergonzante (32 minutos en pista, cuatro tiros), así que si, como en este primer partido, Hill y Blair no producen, la derrota es más que probable antes estos Mavs. Dallas tiene más hambre, mejor y más profundo roster, y a un Dirk Nowitzki que piensa (y acierta) que lo suyo con el anillo es ahora o nunca. 36 puntos para Robin Hood.

Así que entre ayer y hoy, siete de los ocho primeros partidos de estos playoffs transcurrían sobre el guión hasta que A. Miller decidió improvisar un nuevo texto. Su nombre bien podría ser “Arthur”, como el del afamado dramaturgo estadounidense. En realidad es André, pero esta madrugada en Phoenix ha reescrito el guión, lo ha adaptado a lo que más le convenía a Portland y ha “robado” la primera victoria a domicilio de la post-temporada. Sin Brandon Roy (lesionado en la rodilla, baja para toda la serie) y con su sustituto, Rudy Fernández, con la cabeza más en Europa que en estos playoffs (5 puntos en 28 minutos de juego), nadie daba la más mínima opción a los de Nate McMillan… hasta que el veterano base André Miller (31 pts, 8 as), con la inestimable ayuda de los atléticos Aldridge, Batum y Bayless, han neutralizado a los Suns dando media vuelta a la eliminatoria. 

André Miller, mira hacia su propio banquillo tras anotar un triple decisivo en el último periodo

Exaltada debe estar la afición en Portland. Menos mal que alguno de los equipos visitantes ha entrado sin miedo en los playoffs.