Parte Meteorológico

21/04/2010

 

Los vientos han cambiado de dirección en las últimas horas. Mientras, poco a poco, en Europa se va restableciendo la normalidad; parece que la nube de ceniza volcánica del volcán islandés Eyjafjallajokull se desplaza ahora hacia Norteamérica.

Dicen los expertos de la NASA que, en su travesía por el Atlántico, la gran nube se ha dividido en dos, y amenaza con afectar seriamente las zonas de Florida y California. Los primeros efectos se están empezando a notar seriamente en Miami y Los Angeles. La población y, sobretodo, sus franquicias NBA, están sobre alerta.

Miami Heat tenía esta pasada madrugada una opción inmejorable de restablecer la igualdad en la (presumiblemente igualada) serie contra los Celtics y volver al American Airlines Arena con opciones de ahogar a Boston en su propia cancha. La “cabecita” de Kevin Garnett se lo había puesto en bandeja de plata. Doc Rivers, el coach de Boston, hacía cábalas para que su equipo no se desmoronase en el segundo partido, mientras que el joven Erik Spoelstra, técnico de Miami, se frotaba las manos ante la posibilidad de empatar la serie.

Glen Davis, duro fajador, había sido el elegido para sustituir en el cinco inicial a Garnett, en detrimento de Sheed Wallace (todavía preguntándose porqué había anotado un triple palmeo en su propia canasta hace unos días). Las intenciones de la franquicia verde eran claras: sin Garnett, más dureza todavía. Pero exceptuando a Wade, la plantilla de los Heat está incomprensiblemente de baja. Ni O’Neal, ni Beasley, ni Richardson, ni Arroyo, ni Haslem… no están ni se sabe si se les espera. 77 puntos (29 de Wade) anotados en el partido más decisivo de la temporada (10 en un patético segundo cuarto) y sin una de las estrellas en el equipo rival, hablan de lo mal que pintan estos Heat, así como de lo bien que han sabido sobreponerse (a base de motivación y orgullo, marca registrada en Boston) los Celtics a las circunstancias. Y Glen Davis, que tenía el “marrón” encima desde el codazo de Garnett, 23 puntos y 8 rebotes. 2 – 0, y hacia el sol de Florida, que ahora, por culpa de la nube de ceniza volcánica, ya brilla menos.

Kendrick Perkins, Paul Pierce y Ray Allen. Motivación pre-partido

Y en Los Angeles, a casi 4.000 Km. de Miami, los devastadores efectos de la nube de ceniza volcánica están todavía por llegar. Lo sabe Mitch Kupchak, GM de los Lakers, lo sabe Phil Jackson y, aunque parte de la afición lo ignora, lo saben Kobe y Pau.

Ganan los Lakers 2 – 0 a los correosos Thunder, de milagro. Esta pasada madrugada, primero Kevin Durant y después Jeff Green han tenido la opción (que les han regalado Los Angeles) con sendos triples en los últimos 15 segundos del Game 2, de llevarse el partido y empatar la eliminatoria. Ahora Kobe y los suyos deben viajar a Oklahoma City, donde dos cosas son seguras: ni hay nube de ceniza volcánica, ni ganarán los dos partidos que allí se disputen. Veremos como está la ciudad cuando la eliminatoria vuelva a L.A., pero si por entonces, el marcador refleja un empate a 2 victorias, puede que la nube de ceniza volcánica permanezca por un largo periodo de tiempo sobre ella.

La apatía de estos Lakers desespera a todo aquel que sienta simpatía por la franquicia, entre los que me incluyo. Esta pasada madrugada Los Angeles ha sudado tinta china para vencer a Oklahoma City (95 – 93). La situación la han salvado (por el momento) los de siempre. Entre Kobe y Pau han anotado el 67% de los puntos del equipo (64 de 95). Ningún equipo profesional serio puede repetir triunfos pasados con solo dos hombres. El resto de mimbres de los Lakers se ausentan voluntariamente de los encuentros, sin que el Maestro Zen haya dado con la clave para recuperarlos. Un ejemplo: entre Artest, Bynum, Fisher y Odom (los “buenos”, para entendernos) han tirado 38 veces a canasta y han anotado solo en 9 de ellas. Lamentable. 

Bryant, 39 puntos, y Gasol, 25, han rescatado a los Lakers esta madrugada

Puede que la acción del hombre consiga disipar la nube de ceniza volcánica antes de lo previsto. Si no, los aeropuertos seguirán cerrados y tanto Heat como Lakers deberán emprender el camino de vuelta a casa por carretera… para no volver jamás a estos playoffs.


2010 DPOY: Criterio Discutible

21/04/2010

 

Primero la noticia: El center de Orlando Magic, Dwight Howard (18.3ppg, 13.2 rpg, 1.8apg, 2.8bpg), ha sido nombrado, por segunda vez consecutiva, el Defensive Player Of The Year (DPOY), con 576 votos, muy por encima del resto. El podio lo completan Josh Smith (Hawks) con 176 y Gerald Wallace (Bobcats) con 113.

Howard, con su segundo trofeo consecutivo, con solo 24 años

Después el análisis: Repasando la lista de ganadores en los últimos años de este prestigioso premio, uno se da cuenta que, desde 1989, solo un jugador exterior lo ha ganado (Gary Payton, The Glove, en 1996). Resulta sorprendente el descaro con el que la NBA prioriza la defensa interior sobre la exterior, el tapón sobre el robo.

Los porqués hay que encontrarlos, una vez más, en el espectáculo (junto con el negocio, pilares sobre los que se sustenta todo este tinglado). En estos últimos 20 años, el juego del baloncesto ha evolucionado mucho en todos los sentidos, pero solo hace falta ver imágenes de partidos de aquella época (duelos Celtics v Lakers de los ’80, por ejemplo) para darse cuenta que es el aspecto físico de los jugadores lo que más se ha desarrollado desde entonces hasta nuestros días.

Sucede pues, que cuando Dwight Howard no solo tapona un tiro, sino que más bien remata el balón (si puede, mandándolo hasta la tercera fila de asientos en la pista) al estilo más de volleyball que de baloncesto, la jugada suele aparecer en el Daily Top10 y se reproduce por todos los canales de deporte americanos. Jamás sucederá lo mismo cuando Rajon Rondo, Monta Ellis o Chris Paul (líderes en robos durante la regular season) roban un balón o interceptan un pase.

Bien. Entonces, una vez clarificado el criterio que prima en la NBA y su porqué, hay que decir que Howard es merecedor sin discusión de tal distinción. Las estadísticas así lo reflejan. El #12 de los Magic lidera los dos aspectos fundamentales de la defensa interior en el baloncesto: rebotes (defensivos, se entiende) y tapones. En rebotes, nadie coge más de media por partido debajo de su propio aro que Howard (9.7), mientras que taponando, los 2.8 que promedia son insuperables para cualquier otro jugador. 

Dwight Howard coge uno de los 1.082 rebotes que ha sumado en esta regular season

Además, impresiona ver que a sus tan solo 24 años, Dwight Howard acumula 5 temporadas consecutivas consiguiendo 12 o más rebotes de media por partido durante la temporada regular. Concluyendo, mérito defensivo del 2010 DPOY, todo. Criterio defensivo de la NBA basado principal y restrictivamente en el espectáculo, también.